Barcelona, 21 sep (EFE).- El análisis del genoma de la población aborigen australiana revela cómo se produjo la salida de los primeros humanos de África, según un estudio genético en el que ha participado el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona.
El estudio, que publica hoy la revista "Nature", ha secuenciado el genoma de 83 aborígenes australianos modernos y el de 25 habitantes de Papúa, los vecinos del norte de los australianos.
Las secuencias de ADN muestran que los aborígenes australianos y los papúes se separaron conjuntamente de los europeos y los asiáticos hace unos 58.000 años.
Unos 8.000 años más tarde, coincidiendo con el momento en el que las primeras personas llegaron a Sahul, el nuevo continente guineano/australiano, el tamaño de la población disminuyó.
Los aborígenes australianos y los papúes divergieron hace aproximadamente 37.000 años, mucho antes de la separación física de Australia y Nueva Guinea, hace unos 10.000 años.
Estas personas, procedentes de Asia continental y que viajaron hacia Australia, son la población ancestral de la mayoría, pero no de todos los australianos de hoy en día.
Posteriormente, la población australiana ancestral se diferenció en subgrupos hace 31.000 años con la formación del desierto central, que probablemente actuó como una barrera para las migraciones.
Alrededor del 90 % de los aborígenes australianos de hoy en día pertenecen a la familia lingüística pama-ñungana, que se originó hace sólo unos 6.000 años, pero de acuerdo con el estudio las personas que hablan las lenguas pama-ñungana hoy comenzaron a diferenciarse genéticamente en Australia hace 31.000 años.
El encaje de todo esto ha intrigado a los científicos durante décadas, hasta el trabajo publicado hoy que da respuesta a muchos interrogantes antropológicos.
El trabajo ha sido liderado por la Lundback Foundation, del Centro de GeoGenética de Copenhague, la Universidad de Cambridge y el Sanger Institute.
El investigador del CRG Òscar Lao, que dirige el grupo de Genómica de Poblaciones, es el primer coautor de este trabajo y ha contribuido al estudio analizando e interpretando la subestructura de poblaciones de los aborígenes australianos.
"El análisis de estos datos ha sido muy complejo porque la mayoría de los que hemos analizado tienen un componente europeo y del este asiático reciente muy importante", ha explicado Lao.
"En algunos casos, el 80 % del genoma de un individuo que se autodenomina como aborigen australiano es europeo, que interfiere con cualquier análisis que intente esclarecer que pasó antes de que llegasen los europeos", ha especificado el investigador.
"Reducir o eliminar del genoma este componente ha sido muy difícil y ha limitado el número de muestras que hemos podido utilizar", ha detallado Lao.
Según el científico, los resultados apuntan a que la variación genética de los aborígenes australianos sigue unos patrones geográficos marcados, una característica que ya se había detectado en otras regiones del mundo, pero que debido a la peculiar historia australiana y de sus implicaciones para comprender el origen del hombre no estaba claro que también fuese así allí.
"En conjunto, esta subestructura genética de poblaciones presente en el continente australiano nos ha permitido predecir con una elevada precisión el origen geográfico de una muestra a partir de su variación genética", ha dicho Lao.
El debate sobre si los humanos modernos migraron del continente africano en una o varias olas sigue siendo intenso entre la comunidad científica.
Este estudio y otro liderado por el investigador de Harvard David Reich concluyen que los australianos son principalmente el resultado de una sola salida de África, aunque no excluyen escenarios más complejos en los que habrían existido olas más antiguas de humanos modernos que habrían tenido muy poco impacto en el paisaje genómico de Australia y Papúa. EFE
Un estudio llevado a cabo por un equipo internacional de científicos ha desvelado que los aborígenes de Oceanía, australianos y papús (de Papúa Nueva Guinea), provienen directamente de los primeros humanos que salieron de África y no de aquellos que se movieron hacia Asia o Europa.
Así lo pone de manifiesto una investigación publicada en la revista Nature, cuyos resultados provienen del estudio genético de 83 aborígenes australianos y 25 de Papúa Nueva Guinea.
Los análisis apuntan a que los aborígenes de Oceanía salieron directamente de África de manera independiente a los grupos que se dirigieron a Asia o Europa, ya que su genética está directamente relacionada con la de los primeros humanos que salieron del continente africano.
La separación de los otros grupos que fueron a Europa y Asia se podría haber producido hace 58.000 años.
Unos 8.000 años después los aborígenes australianos y papús (entonces del mismo grupo) llegaron a Sahul, el continente australiano.
Los autores advierten que la separación de los dos grupos se produjo hace 37.000 años, curiosamente, mucho antes que la separación física de Australia y Nueva Guinea, que no tuvo lugar hasta hace 10.000 años.
Por su parte, los aborígenes que se quedaron en Australia comenzaron a separarse hace 31.000 años coincidiendo con la formación de un desierto en el centro de la isla.
"Hemos descubierto que la diversidad genética entre los aborígenes australianos es increíble, tal vez porque el continente está habitado desde hace mucho tiempo y la creación del desierto dio lugar a grupos genéticamente diferentes", subraya en un comunicado la autora principal, Anna Sapfo Malaspina, investigadora del Museo de Historia Natural de la Universidad de Copenhague.
Por su parte, alrededor del 90 % de los aborígenes australianos de hoy pertenecen a la familia lingüística pama-ñungana, empezaron a diferenciarse genéticamente del resto hace 31.000 años, si bien su lengua no se originó hasta hace 6.000 años.
En un principio esta diferencia temporal entre los resultados genéticos y la diferenciación lingüística resultaba desconcertante para los científicos, pero más tarde hallaron evidencias de la expansión de poblaciones de aborígenes hacia el noreste de Australia hace 10.000 años, lo que probablemente, habría originado cambios lingüísticos y culturales.
Los resultados muestran que el ADN de los pama-ñunganas viene de la misma población que pobló Australia por primera vez hace 37.000 años, y que se diversificó hace unos 10.000 años.
Además, la investigación también indica que los aborígenes australianos estuvieron aislados de otros grupos hasta hace unos pocos miles de años, cuando entraron en contacto con poblaciones asiáticas y más tarde europeas.
"Es sorprendente que la estructura genética en Australia y Nueva Guinea se remonte nada menos que a 37.000 años atrás y que el contacto con el resto de continentes haya sido reciente. Estos hallazgos otorgan a Australia una historia realmente única que no vemos en ningún otro lugar en el mundo", indica David Lambert, otro de los autores, de la universidad australiana de Griffith. EFE
Estudio revela que los aborígenes de Oceanía provienen directamente de África
Así lo pone de manifiesto una investigación publicada en la revista Nature, cuyos resultados provienen del estudio genético de 83 aborígenes australianos y 25 de Papúa Nueva Guinea.
Los análisis apuntan a que los aborígenes de Oceanía salieron directamente de África de manera independiente a los grupos que se dirigieron a Asia o Europa, ya que su genética está directamente relacionada con la de los primeros humanos que salieron del continente africano.
La separación de los otros grupos que fueron a Europa y Asia se podría haber producido hace 58.000 años.
Unos 8.000 años después los aborígenes australianos y papús (entonces del mismo grupo) llegaron a Sahul, el continente australiano.
Los autores advierten que la separación de los dos grupos se produjo hace 37.000 años, curiosamente, mucho antes que la separación física de Australia y Nueva Guinea, que no tuvo lugar hasta hace 10.000 años.
Por su parte, los aborígenes que se quedaron en Australia comenzaron a separarse hace 31.000 años coincidiendo con la formación de un desierto en el centro de la isla.
"Hemos descubierto que la diversidad genética entre los aborígenes australianos es increíble, tal vez porque el continente está habitado desde hace mucho tiempo y la creación del desierto dio lugar a grupos genéticamente diferentes", subraya en un comunicado la autora principal, Anna Sapfo Malaspina, investigadora del Museo de Historia Natural de la Universidad de Copenhague.
Por su parte, alrededor del 90 % de los aborígenes australianos de hoy pertenecen a la familia lingüística pama-ñungana, empezaron a diferenciarse genéticamente del resto hace 31.000 años, si bien su lengua no se originó hasta hace 6.000 años.
En un principio esta diferencia temporal entre los resultados genéticos y la diferenciación lingüística resultaba desconcertante para los científicos, pero más tarde hallaron evidencias de la expansión de poblaciones de aborígenes hacia el noreste de Australia hace 10.000 años, lo que probablemente, habría originado cambios lingüísticos y culturales.
Los resultados muestran que el ADN de los pama-ñunganas viene de la misma población que pobló Australia por primera vez hace 37.000 años, y que se diversificó hace unos 10.000 años.
Además, la investigación también indica que los aborígenes australianos estuvieron aislados de otros grupos hasta hace unos pocos miles de años, cuando entraron en contacto con poblaciones asiáticas y más tarde europeas.
"Es sorprendente que la estructura genética en Australia y Nueva Guinea se remonte nada menos que a 37.000 años atrás y que el contacto con el resto de continentes haya sido reciente. Estos hallazgos otorgan a Australia una historia realmente única que no vemos en ningún otro lugar en el mundo", indica David Lambert, otro de los autores, de la universidad australiana de Griffith. EFE