El 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, y este año está dedicado a destacar el importante rol de estos ecosistemas en la mitigación del cambio climático. Foto de CIFOR/ Lucie Bienvenue
Hay un tipo de humedal, la turbera, que puede almacenar el doble de carbono que toda la biomasa de los bosques de la Tierra. Las turberas cubren solo 3% de la superficie terrestre, pero representan casi la mitad de los humedales en el mundo.
“Las estrategias para abordar el cambio climático deben incluir el uso racional de los humedales. Ya perdimos el 35 por ciento de ellos desde 1970. Las personas, comunidades y gobiernos deben trabajar juntos para proteger estos asombrosos ecosistemas que nos ayudan a prepararnos, enfrentarnos y recuperarnos de los impactos del cambio climático”, dijo Dianna Kopansky, experta en humedales de ONU Medio Ambiente.
La Convención de Ramsar de 1971 aplica una definición amplia de los humedales, que abarca todos los lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, oasis, turberas, deltas, estuarios y otras zonas costeras y arrecifes coralinos.
Las turberas son un tipo de humedal presente en casi todos los países. Al conservar, proteger y restaurar las turberas a nivel global, podemos reducir las emisiones de CO2 y recuperar este ecosistema que provee muchos servicios para las personas, el planeta y clima.
Las turberas han sido severamente dañadas por la sobreexplotación y están amenazadas por el drenaje, la conversión agrícola y la quema y extracción de combustible, entre otros factores. y el drenaje para la agricultura, a causa de la falta de apreciación y conocimiento sobre este ecosistema. Alrededor de 15 por ciento de las turberas han sido drenadas, provocando la liberación a la atmósfera de grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, del carbón almacenado en los suelos.
Al momento de drenar o quemar humedales para la agricultura, pasan de ser un sumidero de carbono a una fuente que libera en la atmósfera siglos de carbono almacenado. Las emisiones de CO2 provenientes de turberas drenadas y quemadas equivale a 10 por ciento de todas las emisiones anuales de combustibles fósiles.
“Podemos y debemos evitar estas emisiones, tenemos el conocimiento e innovaciones para hacerlo. No estamos de manos atadas para prevenir o mitigar el cambio climático”, señaló Kopansky.
Lago Tele ubicado en el Distrito de Epena, ROC. Foto de ONU MEDIO AMBIENTE/ Johannes Refisch
ONU Medio Ambiente es el coordinador principal de la Iniciativa Mundial de Turberas, cuyo objetivo es reunir a países y socios para salvar a las turberas. El organismo ha promovido la cooperación Sur-Sur para mejorar las prácticas en el manejo de las turberas tropicales.
Para mantener el aumento de la temperatura promedio del planeta por debajo de 2 ° C, las turberas deben estar en el centro de nuestra atención local y global. Se deben tomar medidas urgentes, especialmente en los trópicos, para mantener el carbono encerrado en donde está, dijo Kopansky.
Alemania - que ha visto la mayoría de sus turberas drenadas o destruidas- anunció un apoyo financiero de alrededor de dos millones de euros para la Iniciativa Mundial de Turberas. | UN Environment