viernes, 7 de febrero de 2014

Las especies no siempre se hacen más pequeñas tras una extinción masiva


El tamaño de los organismos tras eventos de extinción masiva pueden variar más de lo que se pensaba, lo que puede ser inconsistente con las predicciones del llamado 'efecto Lilliput', es decir, que las especies se vuelven más pequeñas, según concluye un estudio publicado este miércoles en 'Plos One' por Caroline Sogot, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y sus colegas.

Científicos han relacionado eventos de extinción masiva como el del Cretácico- Paleógeno (abreviado-Pg K) con una reducción en el tamaño de un organismo en el periodo posterior, un fenómeno llamado 'el efecto Lilliput'. Se cree que estos pronunciados cambios son en respuesta a una menor disponibilidad de alimentos y otras alteraciones en el medio ambiente que pueden ocurrir después de un evento de extinción masiva.

Por lo tanto, los sobrevivientes de la extinción en masa K-Pg deben tener un tamaño corporal más pequeño que sus parientes anteriores a la extinción. Para profundizar más en este sentido, los científicos investigaron los cambios en el tamaño de un invertebrado acuático a nivel de colonia individual antes y después de la extinción masiva.

Los científicos analizaron una de las 59 especies de briozoos y no encontraron cambios significativos en la longitud del cuerpo. Además, el tamaño de los dos tipos de colonias de briozoos (en la imagen), 210 colonias del Maastrichtiano y 163 colonias del Daniano, no mostraron disminución constante en el tamaño antes y después del evento de extinción K -Pg, aunque el tamaño máximo de la colonia disminuyó en tres de los cuatro tipos de sobrevivientes de briozoos.

Los autores sugieren que la carencia de un cambio de tamaño en la mayoría de los briozoos estudiados en su trabajo puede indicar que el 'efecto Lilliput' no es universal en todos los niveles y que la respuesta puede variar a través de los organismos. El doctor Sogot añadió: "La ausencia de un claro efecto Lilliput en los briozoos analizados en este estudio sugiere que no todos los organismos responden de la misma manera a todos los eventos de extinción masiva".

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Estudian especie de medusa gigante


La Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) ha comenzado el estudio de una extraña especie de medusa gigante que ha sido encontrada en una playa al sur de Tasmania (Australia). El ejemplar hallado mide 1,5 metros.

Según ha explicado la científica Lisa-Ann Gershwin, a la radio australiana ABC, la investigación comenzó después de que una familia que paseaba por la playa de Howden se encontrara al animal. Los expertos decidieron recoger muestras de la medusa, pero también de la arena y el agua a su alrededor.

Gershwin ha explicado que ya se conocía la existencia de este tipo de animal, pero "no se había clasificado". "Este tipo de hallazgo es de los que nos hace plantearnos lo poco que conocemos de lo que ocurre en la naturaleza, sobre todo en el océano", ha declarado la investigadora, que lleva trabajando con medusas alrededor de 20 años.

"Es la más grande que he visto en mi vida", ha apuntado durante la entrevista, para explicar que, en general, "estos animales tienen a ser más grandes en las regiones templadas y no en los trópicos, en donde son pequeñas". Del mismo modo, se ha alegrado de que la familia encontrara a la medusa en la arena y no en el agua: "si se la hubieran topado nadando y la hubieran golpeado ésta les habría picado y es muy doloroso", ha advertido.

El estudio continúa con el fin de conocer mejor las características de esta nueva especie, mientras, Gershwin y sus colegas, deberán escoger un nombre, para comenzar con su clasificación.

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Las raíces de los árboles de montaña actúan como termostato


Las raíces de los árboles en las montañas pueden desempeñar un papel importante en el control de la temperatura global a largo plazo.

Investigadores de las universidades de Oxford ySheffield, en Reino Unido, han encontrado que las temperaturas afectan al espesor de la hojarasca y las capas de sueloorgánicas, así como la velocidad a la que crecen las raíces de los árboles.

En un mundo que se calienta, esto significa que las raíces del árbol son más propensas a crecer en la capa mineral del suelo, rompiendo la roca en partes que eventualmente se combinan con dióxido de carbono.

Este proceso, llamado meteorización, saca dióxido de carbono de la atmósfera y enfría el planeta. Los investigadores dicen que esta teoría sugiere que los ecosistemas montañosos han actuado como el termostato de la Tierra, abordando el catastrófico riesgo de recalentamiento o enfriamiento durante millones de años.

En su trabajo publicado en la edición digital de 'Geophysical Research Letters', los investigadores llevaron a cabo estudios en las selvas tropicales de Perú, la midiendo las raíces de los árboles en diferentes sitios a distintas alturas, desde las tierras bajas amazónicas a las cadenas montañosas más frías de los Andes.

Los autores midieron el crecimiento de las raíces de los árboles a 30 cm debajo de la superficie, cada tres meses durante varios años en cada uno de los sitios, en los que también estudiaron el espesor de la capa orgánica por encima del suelo. A continuación, combinaron esta información con datos existentes de la temperatura mensual, la humedad, la lluvia y la humedad del suelo para calcular el proceso de descomposición de las rocas de basalto y granito que hay en las sierras de Perú.

Con este modelo, basado en datos de campo en Perú, los científicos fueron capaces de ampliar su investigación con el fin de calcular la probable contribución de los bosques de montaña de todo el mundo con las tasas globales de meteorización.

Luego, los investigadores calcularon la cantidad probable de carbono para ser retirado de la atmósfera a través de la meteorización cuando la Tierra se volvió muy caliente. Se estudiaron las erupciones volcánicas en India hace 65 millones de años (conocidas como las trampas de Deccan). El modelo también les permitió calcular el proceso de meteorización y reacción del carbono después de que la Tierra se enfriara hace 45 millones de años, cuando se formaron grandes cadenas montañosas como los Andes y el Himalaya.

El investigador principal, Chris Doughty, de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford, señala: "Este es un proceso simple impulsado por el crecimiento de la raíz del árbol y de la descomposición de material orgánico. Sin embargo, puede contribuir a la estabilidad del clima de la Tierra a largo plazo. Parece actuar como un termostato, eliminando más dióxido de carbono de la atmósfera cuando hace calor y menos cuando está más fresca".

"Una serie de eventos climáticos de los últimos 65 millones de años se ha traducido en un aumento y una dismimución de las temperaturas globales. Sin embargo, el proceso de desgaste que regula el dióxido de carbono en la atmósfera puede ser amortiguado por los bosques que crecen en las partes montañosas del mundo. En el pasado, este proceso natural puede haber impedido al planeta alcanzar temperaturas que sean catastróficas para la vida", concluye.

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